Trece fantasías II by Rose Gate

Trece fantasías II by Rose Gate

autor:Rose Gate [Gate, Rose]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Erótico
editor: ePubLibre
publicado: 2017-09-30T16:00:00+00:00


* * *

Abrí con las llaves, la casa estaba en silencio, imaginé que estaría en el piso de arriba.

Colgué la chaqueta en el perchero de la entrada y subí las escaleras, había luz en su habitación, entré sin hacer ruido.

—¿Marco? —No me contestó, miré y no vi a nadie pero la puerta del baño estaba medio abierta. La abrí y lo encontré allí, tumbado en la bañera, con los cascos puestos, los ojos cerrados y un vaso de whisky en la mano.

Estaba tan guapo, su cabeza húmeda estaba apoyada en la bañera totalmente relajada, el agua hacía que su cabello negro brillara, tenía ganas de deslizar mis dedos por él.

Sus fuertes antebrazos estaban fuera del agua y el resto de su cuerpo estaba totalmente sumergido. Era como un ángel caído oscuro y relajado.

Me acerqué a él sin saber muy bien cómo empezar. Me arrodillé a su lado mojando mis pantalones con el agua del suelo y le miré a los ojos esperando que los abriera. Parece que lo sintió porque al momento sus ojos de color acero se clavaron en mí. No pareció sorprenderse, solo me miraba frío y distante.

Levanté mi mano para acariciarle el antebrazo y la apartó. Se sacó los cascos y los dejó en el suelo.

—¿Qué quieres Laura? Ya te dije que yo te llamaría cuando quisiera hablar. —Cogí aire.

—Lo sé, pero no puedo sobrellevar esto, Marco. Sé que te he fallado y no sé cómo pedirte perdón, ni qué puedo hacer para que me creas. —Él iba a hablar, pero le interrumpí—. No, déjame que siga y si luego no quieres verme nunca más aceptaré tu decisión por dolorosa que sea. —Cerró la boca y suspiró, di por hecho que eso significaba que dejaba que me explicara.

—Yo nunca he tenido novio ¿sabes?, nunca fui una chica en la que alguien se pudiera fijar alguna vez, de hecho, Rodrigo fue mi única experiencia con un hombre si se le puede llamar así. Nadie me había besado ni me había hecho sentir lo que tú me has hecho sentir en estos días. —Él se removió inquieto en la bañera—. Sé que no es justo lo que te voy a decir, pero cuando Roberto me besó no le aparté, necesitaba comprobar si todo lo que me estaba sucediendo contigo era porque me estaba enamorando de ti o cualquier hombre atractivo iba a provocar en mí las mismas sensaciones. Estaba asustada, Marco, por las emociones que siento cuando estoy junto a ti, es como un huracán que arrasa con todo, con mi cuerpo y con mi alma. —Seguía mirándome sin decir nada—. Cuando me besó no sentí nada, Marco, absolutamente nada y eso me aterrorizó respecto a lo nuestro. Podías aplastarme como lo hizo Rodrigo, ya sé que me dirás que tú no eres igual y no lo pongo en duda, porque solo me has demostrado amor y comprensión. Pero tú has estado con muchas mujeres y sabes lo que sientes en cada situación, nada es nuevo para ti, pero



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